La
Asociación Evangélicos por la Vida, basamos nuestra fe en las sagradas
escrituras, entendemos la protección de la vida y del planeta como un mandato
de Dios, LA VIDA DEBE SER PROTEGIDA.
Para los cristianos la defensa de la vida y la protección del no nacido es un
mandato de Dios, y además es una cuestión de derechos humanos universales, que
no pueden ser negados a ningún ser humano, ni siquiera en su fase más temprana
de formación y desarrollo (DECLARACIÓN
DE DERECHOS HUMANOS).
La doctrina
del Tribunal Constitucional recogida en su sentencia STC 53/1985 donde, entre
otras consideraciones, declara que “el nasciturus está protegido por el Art. 15
de la Constitución Española aunque no sea titular de un derecho fundamental” y,
especifica: “Esta protección implica para el Estado con carácter general la
obligación de abstenerse de interrumpir o de obstaculizar el proceso natural de
gestación, y la de establecer un sistema legal para la defensa de la vida que
suponga una protección efectiva de la misma”.
La mujer tiene derecho a decidir ser madre o
no serlo. Esta decisión es personal,
objetivamente digna y responsable, sin que la sociedad, ni el Estado consideren
el aborto un derecho subjetivo de la mujer. Este derecho a decidir sobre su maternidad debe entenderse como la libre decisión de evitar el embarazo
por medios naturales, o mediante el uso de
métodos anticonceptivos, pero no como el derecho a interrumpir libremente el desarrollo de una vida humana. La madre
tiene derechos que también deben ser protegidos, aunque no a expensas de los
derechos de un tercero, como es el caso del no nacido.
También
creemos que la vida debe ser protegida,
y en particular la vida humana. La vida humana debe ser protegida en todas
sus etapas de formación y desarrollo y, muy especialmente, en sus etapas de mayor vulnerabilidad e indefensión.
Por los
motivos que hemos expuesto, esta asociación cree que la nueva Ley Orgánica de
Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo no es
una solución al problema de los embarazos no deseados y que deben buscarse
otras propuestas alternativas para abordar esta realidad social que, como a
todos, nos preocupa.
El Presidente
D. José Luis Espino Carrasco
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