viernes, 11 de diciembre de 2015
lunes, 19 de octubre de 2015
Mesas informativas sobre el aborto
Queridos socios y
hermanos de AEV:
El próximo día 23 de
octubre, Derecho a vivir va a instalar varias mesas informativa sobre el terrible
drama del aborto, y una vez más allí estaremos los Evangélicos por la vida
apoyando y luchando junto a Derecho a Vivir, ya que la unión hace la fuerza.
¿Nuestros motivos para
estar allí, son?
Todos mis motivos para
ir a las Mesas Informativas el próximo 23 de octubre son personales.
Mis motivos se llaman
Sara, Luis, Javier, José, Alicia, Águeda, Juan Pablo, David, Elena, Inés,
Ignacio, Esther, Carlos, Ana, Ramón, Miguel, Alejandra, María, Jorge... Cada
uno de los 292.500 niños abortados en los últimos casi tres años, mientras el
Gobierno guardaba en una gaveta su promesa de reformar la ley del aborto para
protegerlos a ellos, los más vulnerables.
Muchos fueron
abortados porque sí, o porque tenían una enfermedad, o porque eran niños cuando
se esperaba una niña. Mientras yo viva,
sus voces no se perderán. No hay nada más personal para mí.
Sé que para ti también
es personal. Sé que tú respuesta cuando te preguntan por qué vas a ir a ir a
una mesa y difundir nuestro mensaje el 23 octubre no es un "porqué",
sino un "por quién".
Nadie mejor que tú
para explicar a tú alrededor la urgencia de estar:
La fe sin obras es muerta
Santiago 2:14-20
14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si
alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Y si un hermano o una hermana están
desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: Id en
paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el
cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17 Así también la fe, si no tiene obras, es
muerta en sí misma. 18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo
tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis
obras. 19 Tú crees que Dios es uno; bien haces.
También los demonios creen, y tiemblan. 20 ¿Más quieres saber, hombre vano, que la
fe sin obras es muerta?
Viernes 23 de octubre de 18:00 a 20:00 horas en Huelva.
Mesas informativas: Plaza
de las Monjas y esquina Concepción-Méndez Núñez
Te esperamos.
Todo el equipo de
Derecho a Vivir de Huelva y la Asociación Evangélicos por la vida.
viernes, 2 de octubre de 2015
martes, 21 de julio de 2015
miércoles, 15 de julio de 2015
viernes, 1 de mayo de 2015
Fiesta por la vida 2015
Como cada año desde hace cuatro años venimos
haciendo, nos hemos reunidos los defensores de la vida en un chalet de Punta Umbría
propiedad de una familia defensora de la vida de Sevilla para celebrar el día de la vida.
Las asociaciones que
asistimos, fuimos:
© Derecho a Vivir.
© Evangélicos por la Vida.
© Red Madre Huelva.
A las 12:30 horas empezaron a llegar los primeros, y sobre
las 13:30 horas empezamos a comer los deliciosos manjares que cada uno
llevamos para compartir en este día, ha sido un gran día para la mayor gloria
de Dios y lleno de bendiciones para los que allí estábamos, después de comer
algunos decidimos darnos un paseo por la playa que teníamos al lado del chalet y después tomar
un café en un chiringuito de playa que teníamos a pocos metros.
En este maravilloso día festivo por la vida, hemos decidido
llevar una campaña de información y proyecciones de películas sobre el aborto
en los colegios de Huelva, empezando por aquellos que sean religiosos por lo
que vamos a reunirnos con el Obispo de Huelva para que nos den los permisos
necesarios para ello.
Y para terminar este día fuimos a tomar unos helados a una
cafería de la Avenida del Océano.
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sábado, 4 de abril de 2015
DIOS VA EN NUESTRO MISMO CAMINAR
Cuando
el pobre nada tiene y aún reparte; cuando un hombre pasa sed y agua nos da;
cuando el débil a su hermano fortalece, cuando
sufre un hombre y logra su consuelo; cuando espera y no se cansa de esperar;
cuando amamos aunque el odio nos rodee, cuando crece la alegría y nos inunda;
cuando dicen nuestros labios la verdad. Cuando amamos el sentir de los
sencillos, cuando abunda el bien y llena los hogares; cuando un hombre donde
hay guerra pone paz; cuando hermano le llamamos al extraño.
DIOS VA EN NUESTRO
MISMO CAMINAR.
martes, 27 de enero de 2015
El jueves a las cinco de la tarde
No
se preocupen, decía la enfermera. El feto todavía no se ha formado. En esta
etapa del embarazo, el útero contiene únicamente una masa de tejidos
ensangrentados; eso es todo.
Nos encontrábamos en el estado de Florida
de Estados Unidos, en una de las nuevas clínicas de aborto. Mi esposa y yo
habíamos decidido investigar la posibilidad de un aborto. Este primer embarazo
de mi esposa había llegado en un momento inoportuno. No estábamos preparados
para tomar los roles de padre y madre. Ambos nos habíamos entregado a nuestros
respectivos empleos, y el trabajo se había convertido en un estilo de vida para
nosotros. Tal era nuestra devoción a nuestra carrera que la idea de tener hijos
tendría que esperar. Primero había que lograr otras metas, como la casa con que
soñábamos.
En cuanto al aborto inducido, estábamos un
tanto divididos. Yo mismo no estaba muy cómodo con el aborto, pero trataba de
verlo con una mente abierta. Mi esposa no sabía nada de lo que se conoce como
el derecho del bebé a la vida. Por lo tanto, ella veía el aborto inducido más o
menos como un proceso anticonceptivo.
La cuestión del aborto inducido en esos
días había alcanzado proporciones de primera plana en Estados Unidos. Dos
frentes luchaban, cada uno por probar su punto de vista. Unos alegaban a favor
del aborto inducido pagado por el estado para madres de bajos recursos. Otros
condenaban el aborto como infanticidio legal. Mientras se libraba esta batalla
de opiniones, mi esposa y yo nos encontrábamos frente a una decisión. Y las
únicas bases con que encontrábamos eran nuestra conciencia y la opinión
popular.
En medio de este conflicto de opiniones
públicas, yo veía el asunto desde un punto de vista mucho más personal. Según
la ley, dentro de tres semanas tendríamos el derecho de realizar un aborto
inducido en una clínica privada. A medida que se acercaba la fecha, la idea de
matar a un bebé antes de nacer se volvía cada vez más real para nosotros. Por
una parte, éramos asediados por amigos que hablaban en contra de cometer tal
homicidio. Por otra, se nos decía que solamente se trataba de un sencillo
procedimiento de la extracción de material del útero.
Estábamos convencidos de que no contábamos
con los recursos económicos necesarios para asumir los gastos que vendrían con
un niño. Además, ninguno de los dos estaba en condiciones emocionales de asumir
la responsabilidad de padre o madre. Así que, fijamos la fecha pero no sin una
cierta inquietud desconcertante.
El jueves a las cinco de la tarde nos
informó la enfermera. Para ella no era más que una rutina. Sería bueno que la
señora sacara uno o dos días libres.
Los días se volvieron interminables antes
de la cita. Hablamos muy poco del tema. Evitábamos el tema del aborto en
nuestras pocas conversaciones. Revivir el tema sólo servía para intensificar
nuestra agonía, y cuanto menos se hablara del asunto, mejor. La decisión que
habíamos tomado, después de muchas conjeturas, era una decisión en conjunto. No
queríamos hablar más del asunto.
El jueves amaneció con cielo despejado y
nosotros iniciamos el día como de costumbre. Ambos partimos con destino a
nuestros respectivos trabajos. Habíamos pedido permiso para salir temprano. “Tenemos
que atender unos asuntos urgentes”, fue la excusa. De mal humor, nos aplicamos
a nuestras labores, esperando fervientemente que el día transcurriera
rápidamente. No podíamos esperar a que llegara la hora de la cita.
Para el alivio de ambos, la hora señalada
llegó.
Unos tres años después estuvimos viendo
unas fotografías impactantes. La “masa de tejidos ensangrentados” de la que
tanto nos habían hablado se veía en aquellas fotografías…sólo que algo no
encajaba. Del puño de carne humana, roja y medio machacada, salían brazos y
manitas diminutas. Cada manita estaba completa, con los deditos perfectamente
formados. Las piernas y los brazos eran visibles en medio de la masa
sangrienta.
Las fotografías correspondían a niños
abortados en condiciones totalmente legales. Cuando vimos esas fotografías, no
pudimos contener las lágrimas. Nadie nos había contado toda la verdad…mucho
menos aquellos que de manera profesional nos brindaron “asistencia” en la
clínica de abortos.
Sencillamente, nunca lo supimos…
Cuánta gratitud nos inundó cuando pusimos
a un lado las fotografías para contemplar a nuestra pequeña hija rubia de ojos
azules. Qué bello recordar que ese jueves a las 4:30 p.m., casi tres años
atrás, mi esposa y yo habíamos cancelado la cita en la clínica de aborto.
Peter W.
Morris
“Porque tú formaste mis entrañas; tú me
hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas
son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto
de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más
profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban
escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.
¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de
ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy
contigo. De cierto, oh Dios, harás morir al impío; apartaos, pues, de mí,
hombres sangrientos” (Salmos 139:13-19). ¿Cómo se explicaría ese gran interés
de Dios por los niños aun antes de nacer si no fuera por el propósito eterno
que tiene para cada uno de ellos?
Publicado
por:
La Antorcha
de la Verdad
volumen 28,
número 6, año 2.014.
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